En Perú, solo Lima, Arequipa y Tacna superan los 3 de área verde/hab.

imappin
5 min readJul 3, 2021

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“Nosotros formamos a las ciudades, y luego las ciudades nos forman a nosotros” es una frase del arquitecto y urbanista Jan Gehl, y que pone en reflexión la manera en cómo se planifican las ciudades en el Perú, de acuerdo con el primer reporte nacional de indicadores urbanos publicado por World Wildlife Fund (WWF) y PERIFERIA en el 2018, de las 30 ciudades principales peruanas analizadas, solo Lima (3.9m²), Arequipa (3.6m²) , y Tacna (3.7m²), superan los 3m² de área verde por habitante, mientras que las demás ciudades pueden no pasar incluso el 1 m².

Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las áreas verdes contribuyen a una mejor calidad de vida de los habitantes, aportan a su bienestar y se presentan como espacio de cohesión de las dinámicas urbanas, esta idea es reforzada por Meza y Moncada, que afirman del valor ecosistémico que se genera, al contribuir con la protección de acuíferos, disminuciones de temperatura y sensación térmica, retención de contaminantes atmosféricos y mejoramiento visual del paisaje, estos beneficios se ven limitados en la mayoría de las ciudades peruanas incluidas en el reporte.

De acuerdo con los indicadores de m² de área verde por habitante, se estableció que las ciudades de Chachapoyas (0.1m²), Huánuco (0.3m²), Tumbes (0.3m²), Puno (0.4m²), Cerro de Pasco (0.5m²), Huaraz (0.6m²), Huancavelica (0.9m²) y Puerto Maldonado (0.9m²) no pasan el 1m² de áreas verdes, mientras que las ciudades de Abancay (1.1m²) Huancayo (1.1m²), Piura (1.2m²), Iquitos (1.2m²), Ayacucho (1.3m²), Chiclayo (1.3m²), Moquegua (1.3m²), Moyobamba (1.6m²), Pucallpa (1.7m²), Ica (1.8m²) y Cuzco (1.8m²) no pasan de los 2m² de área verde, y tanto Trujillo (2.2m²), Cajamarca (2.3m²) y Mollendo (2.3m²) no pasan los 2.5m² de áreas verdes.

Si bien las ciudades de Lima, Arequipa y Tacna son las que mayores indicadores han presentado, existe un déficit latente si es que se las quiere apuntar como ciudades sostenibles, por ejemplo, Lima tiene un déficit de 56 millones de m² de áreas verdes por habitante, y esto la posiciona en el último puesto del estudio de ciudades verdes latinoamericanas hecho por The Economist, teniendo un indicador de “muy por debajo del promedio”.

Ahora bien, para entender nuestra posición con respecto a ciudades vecinas o aquellas que se presentan como un paradigma de ciudades verdes, empieza a surgir la pregunta respecto a cuáles son los estándares mínimos recomendados de m² por habitante. Es necesario acotar que no existe un estudio detallado y exhaustivo que concluya con un indicador mínimo, y de acuerdo con el estudio de la ICES, el mítico estándar establecido por la OMS de 9m² — 12m² no ha sido oficializado, y sin embargo, es uno de los datos más mencionados en las investigaciones y publicaciones.

Cabe resaltar que en el Perú no solo la escasa información acerca de espacios públicos e infraestructura natural a nivel urbano puede ser un limitante, sino también la calidad de la data estadística, la cual está levantada de una manera muy disímil entre ciudades y presenta un sesgo que es condicionada por las definiciones y conceptos que manejan las distintas organizaciones que recolectan la información, por este motivo, es necesario hacer una distinción entre los términos de áreas verdes, arborización urbana, espacios abiertos y espacios públicos, los cuales agrupan distintos elementos en sus definiciones.

Las áreas verdes engloban la vegetación dentro de espacios accesibles e inaccesibles para los ciudadanos, mientras que la arborización urbana considera todos los árboles en la ciudad incluyendo a aquellos que no están en áreas verdes. Los espacios abiertos son considerados como lugares disponibles para áreas verdes y libres de obstáculos (pero no se establece si son necesariamente accesibles para los ciudadanos). El espacio público incluye los lugares disponibles para circulación y recreación (accesibles para los ciudadanos) . Estos términos tienen un carácter ambiguo, el cual dificulta la uniformidad de la información y la veracidad de la data, complejizando la recolección de datos y la realización de análisis y estudios con respecto al tema.

En efecto, esto puede explicar los posibles índices mínimos de las ciudades de la selva, los cuales podrían considerar a la “infraestructura natural” como parte de sus áreas verdes y de esparcimiento, y que aún no están contabilizadas en sus planes urbanos, la misma inferencia se puede hacer al respecto con las ciudades en el campo. Sin embargo, no se debería entender a las áreas verdes y al espacio público como siniestros vacíos entre las edificaciones, como describe Jane Jacobs en su libro “muerte y vida de las grandes ciudades”, sino más bien como -espacios que vinculan entre sí diversas funciones semejantes y contribuyen a aumentar la diversidad del medio circundante-.

¿Qué sucede con los parques en la periferia de nuestras ciudades?

Este panorama empeora cuando se trata de contabilizar el área verde en las periferias de las ciudades estudiadas, donde el espacio abierto para la implementación de infraestructura verde o espacios públicos es escaso debido a la naturaleza de los patrones de crecimiento y construcción 7, como afirma Elisa Silva en su libro “puro espacio”, las viviendas crecen de forma aglomerada, lo que genera que los indicadores sean de 10 a 100 veces menores de lo registrado en las zonas más consolidadas de la ciudad, existen dificultades con respecto a la implementación de proyectos para reducir este déficit en las zonas periféricas debido a la prioridad que se da primero en proveer servicios básicos como agua y saneamiento, lo que ocasiona que terminen postergados, ignorados o incluso olvidados.

El parque Primavera fue reemplazado por un campo de fútbol artificial y un restaurante. Foto: Despacho Huilca

Es importante no olvidar que los gobiernos locales y las autoridades políticas son aquellas que planifican, cuidan y gestionan los espacios públicos y la infraestructura natural de nuestras ciudades a través de la ejecución de los planes de desarrollo urbano y territorial, los cuales dan forma a las dinámicas urbanas y a la calidad y bienestar de la población, por este motivo, es importante exigirles una noción sobre la importancia de la presencia de espacios públicos y áreas verdes como promotores y desarrolladores de la cohesión social, con un potencial de integración urbana y como herramienta vital en la construcción de ciudades y ciudadanos.

Por este motivo es determinante que las autoridades se enfoquen en la reducción del déficit de áreas verdes por habitante en las ciudades peruanas, tomando en cuenta que los datos cuantitativos no reflejan la calidad de la infraestructura implementada, así como su distribución o su accesibilidad con respecto a toda la población; teniendo como objetivo el derecho a la ciudad, el cual es el tema principal de la agenda urbana 2016 de las naciones unidas hábitat, por este motivo es importante el correcto ordenamiento y planificación de las ciudades, creando espacios inclusivos y aspirando en ser ciudades sostenibles.

Escrito por Sebastián García y Ofelia Sevilla.
Revisado y editado por Estefanie Quispe @quispedelperu

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